TROTANDO Y SOÑANDO
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LLovìa càlido sol a travès de las cortinas.
Corrì el velo y pude ver junto al cesped unas sillas.
Habìan estado mateando la peonada con sus chinas.
Tomè el sol entre mis manos,
y me empapè de alegrìa .
Lejos ladraba el perro,y en el corral las gallinas
desayunaban maìz escarbando en la tierra .
Montada sobre Morita ,la jòven y negra yegua,
anduve por el camino buscando mis propias huellas.
Ella solo obedecìa con caricias en el lomo,
asì trotamos despacio aspirando el rocìo .
Descubrì que en el trigal tambièn sol habìa llovido,
y que la esqiga esperaba ansiosa y llena de pan,
que sus granos ya le fueran recogidos.
Las vacas rumiando van acercàndose al bebedero ,
porque las doce ya dieron .
Ellas no usan reloj,de siglos lo llevan dentro...
El ombù servìa de techo,
a cientos de pajaritos ,
me acompañò su piar
cuando aquì nos detuvimos,
dejè a Morita en en la sombra,
y me arrimè al palomar,
donde pichones y palomas
arrullaban en sus nidos .
Allì traspuse el umbral
entre lo real y divino.
Allì me quise quedar,
y ès allì en donde vivo.
ESTELA MENGA